Muy
pronto la vida se convirtió en escapar del frío. El frío eran los
silencios en el comedor de casa, los secretos, el deseo permanente de
escapar, esconderse en el armario para sobrevivir al miedo. La vida
siempre fue escapar incluso cuando ya no recordaba quién me
perseguía. Permanecer siempre alerta, no quedarse demasiado tiempo
en ningún sitio, en ninguna persona, en ningún corazón. No querer
demasiado a nadie para evitar ser abandonada. Huir antes de que huyan
los demás.
Eso
lo aprendí muy pronto cuando los recuerdos infantiles todavía se
mezclan con sueños de ángeles y demonios, cuando todavía no se
separan las pesadillas de la realidad. Aprendí lo que significaba
ser abandonada entre biberones y peluches y decidí escapar. Ser
siempre yo quien se fuera. Mi pacto con el destino.
Entonces siempre
tenía frío. Esa sería la señal para salir corriendo. Escapar del
frío como quien escapa del hombre que te pide que guardes los
secretos. Escapar del frío y de la sangre manchando mis piernas.
Todos los recuerdos sepultados en la nieve. Odio la nieve y no saber
en qué momento tendré que salir corriendo.
Ahora pensaba
que me quedaría contigo, que ya no hacía falta escapar, que habías
conseguido acabar con una maldición que ni siquiera sabías que
existía. Pero me dejaste pasar frío. Tiritó mi cuerpo. Tiritó mi
alma. Quizás esto sea lo peor.
Leía
La reina de las nieves de Andersen debajo de las mantas, intentando
ser invisible, que se olvidaran de mí por un momento, que me dejaran
atravesar aquellas páginas y ser amiga de Gerda. Qué valiente era
Gerda… Cuando la Reina de las Nieves congela el corazón de su
amigo Kay y él se vuelve cruel y agresivo, ella sigue queriéndolo y
decide ir a rescatarlo a pesar de la nieve, a pesar del frío, a
pesar de que Kay ha sido besado por la Reina y por lo tanto ya no se
acuerda de ella. Gerda recorre el mundo luchando contra todos para
rescatar a Kay. La Reina solo lo liberará si es capaz de escribir
Eternidad con trocitos de hielo.
Gerda atravesando el mundo, luchando
contra brujas, bandoleros, animales salvajes. Luchando contra el
frío. Gerda encontrando a Kay. Kay olvidando a Gerda. Las lágrimas
de Gerda descongelando a Kay, a punto de morir. Eternidad. Volver a
casa. Huir del frío. Salvados los dos, por fin. Solo en los cuentos de hadas.
¿Por
qué me dejaste pasar tanto frío?