domingo, 26 de enero de 2020

ESCAPAR DEL FRÍO


Muy pronto la vida se convirtió en escapar del frío. El frío eran los silencios en el comedor de casa, los secretos, el deseo permanente de escapar, esconderse en el armario para sobrevivir al miedo. La vida siempre fue escapar incluso cuando ya no recordaba quién me perseguía. Permanecer siempre alerta, no quedarse demasiado tiempo en ningún sitio, en ninguna persona, en ningún corazón. No querer demasiado a nadie para evitar ser abandonada. Huir antes de que huyan los demás.

Eso lo aprendí muy pronto cuando los recuerdos infantiles todavía se mezclan con sueños de ángeles y demonios, cuando todavía no se separan las pesadillas de la realidad. Aprendí lo que significaba ser abandonada entre biberones y peluches y decidí escapar. Ser siempre yo quien se fuera. Mi pacto con el destino.

Entonces siempre tenía frío. Esa sería la señal para salir corriendo. Escapar del frío como quien escapa del hombre que te pide que guardes los secretos. Escapar del frío y de la sangre manchando mis piernas. Todos los recuerdos sepultados en la nieve. Odio la nieve y no saber en qué momento tendré que salir corriendo.

Ahora pensaba que me quedaría contigo, que ya no hacía falta escapar, que habías conseguido acabar con una maldición que ni siquiera sabías que existía. Pero me dejaste pasar frío. Tiritó mi cuerpo. Tiritó mi alma. Quizás esto sea lo peor.

Leía La reina de las nieves de Andersen debajo de las mantas, intentando ser invisible, que se olvidaran de mí por un momento, que me dejaran atravesar aquellas páginas y ser amiga de Gerda. Qué valiente era Gerda… Cuando la Reina de las Nieves congela el corazón de su amigo Kay y él se vuelve cruel y agresivo, ella sigue queriéndolo y decide ir a rescatarlo a pesar de la nieve, a pesar del frío, a pesar de que Kay ha sido besado por la Reina y por lo tanto ya no se acuerda de ella. Gerda recorre el mundo luchando contra todos para rescatar a Kay. La Reina solo lo liberará si es capaz de escribir Eternidad con trocitos de hielo. 

Gerda atravesando el mundo, luchando contra brujas, bandoleros, animales salvajes. Luchando contra el frío. Gerda encontrando a Kay. Kay olvidando a Gerda. Las lágrimas de Gerda descongelando a Kay, a punto de morir. Eternidad. Volver a casa. Huir del frío. Salvados los dos, por fin. Solo en los cuentos de hadas.

¿Por qué me dejaste pasar tanto frío?