domingo, 24 de noviembre de 2019

IMAGINO EXPLOSIONES

Secretamente temo los eclipses, las lunas vacías donde desapareciste, la marea helada disolviendo la sal con la que cubrías mis heridas sin saberlo. Jamás he pasado tanto frío. Todas las noches que pasé intentando detener las espirales cósmicas por las que desaparecías, los bordes imposibles del universo. Te alejabas y volvías, volvías y te alejabas como un espejismo de estrellas fugaces que me escupían los deseos a la cara. 

Jamás te perdonaré el frío, que me recuerdes el frío, que me obligaras al frío. Jamás te perdonaré los olvidos, el corazón latiendo cada vez más despacio, frío, las manos dormidas buscándote a oscuras en el espacio infinito que deja tu ausencia. 

Imagino explosiones en las que te olvido, en las que no duele hacer como que no te veo, como que no te encuentro, como que no estás, como si nada doliera al final del camino donde siempre espero encontrarte aunque no estés del todo. Aunque te alejes a lomos de sueños desdibujados en la niebla del futuro que imaginas sin mí.

Imagino explosiones en las que busco la muerte porque la vida me esquiva, bombas estelares creando constelaciones, reventar por fin en partículas infinitas de errores e insomnios. Que mi sangre riegue cualquier otro futuro donde necesites esconderte.

Nunca podré explicarte qué significan todas las estrellas que he visto morir mientras te esperaba.

Nunca entenderás las costuras mal cosidas de esta tristeza de que seas agua. La lágrima que me ahoga como si fuera tu nombre a punto de ser pronunciado.

Secretamente maldigo todos los eclipses porque no estás aunque siempre estés.



lunes, 11 de noviembre de 2019

EL AMOR INEXPLICABLE DE LOS VALIENTES


Eres mi Damasco, mi miedo disfrazado de excusa, la ciudad que dibujaba en las paredes de mi habitación mucho antes de que aparecieras y te convirtieras en el desorden loco en el que pierdo la decencia.

Eres mi Damasco, mi ciudad en guerra, el lugar imposible donde no debo entrar, donde todos me dicen que no puedo entrar, la frontera cerrada, las ganas de romper todas las puertas a patadas, eres mi Damasco, en la distancia prudente, en el silencio maldito, en el tren imposible que unía Damasco y Beirut, buscando una salida al mar. Siempre el mar recordándome el peligro, la ciudad bombardeada, tú, mi paz y mi guerra. Todos mis silencios.

Me gustaría llevarte de viaje en un tren imposible, que todo lo que hiciéramos fuera imposible, cambiarle el nombre a todas las ciudades en todos los mapas mal dibujados para que nadie nos encontrara. Que todo fuera nuevo y extraño. Que fueras siempre Damasco iluminado antes de la guerra que me declaro a mi misma.

He ganado todas las batallas desde mucho antes de que fueras ni siquiera un eco improbable invadiendo mi vida ordenada. Fui valiente hasta que te convertiste en todas las ciudades que alguna vez he amado, que hubiera querido enseñarte, que no conocerás jamás como yo las conocí.

De repente tu nombre desordena mis mapas. De repente se pierden las certezas tras mis muros. Se pierden las palabras fugitivas que nunca podré decirte. Como una bomba escondida en las puertas de la ciudad donde no debo entrar. Donde todos me dicen que no debo entrar. Mantener la puerta cerrada para que no salte todo por los aires. Inocencia de siglos. ¿Cuándo te convertiste en lo que eres?

Te alejas convertido en ciudad bombardeada.

¿Dónde se perdió el amor inexplicable de los valientes?