lunes, 11 de noviembre de 2019

EL AMOR INEXPLICABLE DE LOS VALIENTES


Eres mi Damasco, mi miedo disfrazado de excusa, la ciudad que dibujaba en las paredes de mi habitación mucho antes de que aparecieras y te convirtieras en el desorden loco en el que pierdo la decencia.

Eres mi Damasco, mi ciudad en guerra, el lugar imposible donde no debo entrar, donde todos me dicen que no puedo entrar, la frontera cerrada, las ganas de romper todas las puertas a patadas, eres mi Damasco, en la distancia prudente, en el silencio maldito, en el tren imposible que unía Damasco y Beirut, buscando una salida al mar. Siempre el mar recordándome el peligro, la ciudad bombardeada, tú, mi paz y mi guerra. Todos mis silencios.

Me gustaría llevarte de viaje en un tren imposible, que todo lo que hiciéramos fuera imposible, cambiarle el nombre a todas las ciudades en todos los mapas mal dibujados para que nadie nos encontrara. Que todo fuera nuevo y extraño. Que fueras siempre Damasco iluminado antes de la guerra que me declaro a mi misma.

He ganado todas las batallas desde mucho antes de que fueras ni siquiera un eco improbable invadiendo mi vida ordenada. Fui valiente hasta que te convertiste en todas las ciudades que alguna vez he amado, que hubiera querido enseñarte, que no conocerás jamás como yo las conocí.

De repente tu nombre desordena mis mapas. De repente se pierden las certezas tras mis muros. Se pierden las palabras fugitivas que nunca podré decirte. Como una bomba escondida en las puertas de la ciudad donde no debo entrar. Donde todos me dicen que no debo entrar. Mantener la puerta cerrada para que no salte todo por los aires. Inocencia de siglos. ¿Cuándo te convertiste en lo que eres?

Te alejas convertido en ciudad bombardeada.

¿Dónde se perdió el amor inexplicable de los valientes?


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