domingo, 15 de diciembre de 2019

EL AMOR NUNCA FUE SUFICIENTE

A veces el amor no es suficiente y suenan los canciones que anuncian la llegada de un invierno que prometí esquivar.  Repaso todos los planes absurdos que tejíamos cuando no éramos conscientes de que el tiempo nos devoraba. A veces odio las canciones, los inviernos, el tiempo, la hoguera donde intento descongelar la tristeza que me regalas cada vez que sonríes y ya no recuerdas cuando estabas seguro de que el amor sería suficiente.

Nunca lo es porque el tiempo lo devora todo. A veces el amor no es suficiente aunque llegues con las manos llenas y me quieras convencer de que nosotros no vivimos en el tiempo sino en la eternidad. Aunque llegues y me quieras y yo me lo crea. Aunque tú siempre seas y yo desaparezca. Aunque tú no seas y yo me pierda.

Ojalá me encontrases siempre, cada vez que me pierdo y tu nombre resuena en mi cabeza como la brújula que intento entender, como el mantra que me calma cuando por fin recupero el camino y te veo lejos y te ríes como te ríes siempre cuando se abren las puertas del infierno y te vuelves invencible aunque el amor ya no sea suficiente y me olvides.

Estoy cansada de recordar espaldas que se alejan sin despedirse, sin recordar, sin remedio. El amor debería ser suficiente para encontrar la salida de este laberinto, para detener los eclipses que te alejan de mí. El miedo es un eclipse que oscurece tu memoria. Y el amor, que nunca será suficiente, que nunca será lo que fue, debería ser el inicio de todos los universos en los que jamás nos encontraremos.

Miles de universos muertos porque el amor nunca fue suficiente.

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