domingo, 22 de marzo de 2020

EL SILENCIO EN TU RESPUESTA


El corazón se abre en este silencio de puertas cerradas.

Nunca te he visto pasar por debajo de mi balcón. Sin embargo salgo a respirar y me imagino que te veo y que te llamo y que te esperas y que bajo. Y te digo que nos vamos y me dices que sí. ¿Cuánto tiempo hace que no me dices que sí?

El nombre que pronuncio imaginando que eres tú quien pasa, se acaba enredando entre las hojas de un árbol que acaricia palabras como quien acuna pájaros pequeños, mensajeros de una primavera inexistente.

Envidio los pájaros más que nunca y envidio tu corazón desmemoriado. Envidio la caricia del tiempo borrando todo lo que ya no necesitas. Envidio que me hayas olvidado aunque siempre elegiré tu recuerdo por encima de cualquier paz. Envidio los que éramos, cuando pensábamos que teníamos todo el tiempo por delante, cuando cada día teníamos un mañana, cuando todavía me sorprendía al verte y descubrir que no había silencio capaz de borrar tus huellas de mi camino. Que nunca podré borrarlas aunque no vuelvas a estar. Que no quiero.

Salgo al balcón buscando pájaros y flores, imaginando que me escapo como me he escapado siempre, de casa, del país, de las certezas, de las cadenas, de las jaulas, de la moral recta y obligada, del pasado, del futuro, de todo lo que no entiendo, imaginando que pasas despistado y te llamo y me esperas y nos vamos.

Imaginando todas las cosas que te diría si no tuviera que aceptar el silencio de tu respuesta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario